Cuando se dispone de unos ahorros, una de las preguntas más generalizas es qué rendimiento se puede obtener de ellos, qué beneficios se pueden obtener. Pero para estas cuestiones no hay una respuesta concreta, pues la rentabilidad que se logre dependerá de la cantidad de dinero que se tenga y el producto bancario en el que se deposite.
Así, antes de llevar a cabo una inversión de ahorro, sería recomendable comparar la oferta que existe al respecto en el mercado financiero. Esto es, los productos de este tipo se pueden encontrar y las opciones que nos proponen los diferentes bancos y cajas y cuál nos ofrece los intereses más altos.
Dos son los productos de ahorro más utilizados, si bien la oferta de los bancos en este campo es mucho más amplia. Definimos a continuación los más demandados:
La seguridad que ofrecen las cuentas de ahorro y los depósitos bancarios es uno de sus grandes atractivos, pues ambos productos están asegurados por el Fondo de Garantía de Depósitos de España o por el fondo al que la entidad esté adherida la entidad (holandés, portugués, etc.). En el caso de los fondos europeos, protegen hasta 100.000 euros por titular en cada entidad.
Además de las cuentas y los depósitos bancarios, las entidades financieras ofrecen otros productos de ahorro. Entre ellos, los pagarés bancarios y los fondos de inversión. Los primeros son unos documentos de pago por los cuales el banco o caja se compromete a pagar una entidad de dinero determinado tras un plazo de tiempo. Este puede ir desde un día a los dos años.
En los que hace referencia a los fondos de inversión se trata de un producto en el que el cliente deposito una cantidad de dinero durante un tiempo. Pueden dividirse en dos tipos: de rendimiento fijo, que aseguran el capital inicial más una rentabilidad concreta, y de rendimiento variable, en el que el capital invertido no está garantizado y cuyos beneficios están vinculados a un índice de mercado, unas acciones...
En cuanto al riesgo de ambos productos, su devolución está garantizada por la solvencia de la entidad en la que se contratan pero no por ningún fondo de garantía.